Los revestimientos de fachada son una parte fundamental de una vivienda. Conocer los materiales y su instalación es importante, tanto si afrontamos una reforma como si se trata de una obra nueva, a continuación, analizamos los revestimientos de fachada más habituales.
Qué son los revestimientos de fachada
Los revestimientos de fachada son capas exteriores aplicadas a los edificios, con el fin de proteger y embellecer la estructura subyacente. Estos revestimientos sirven para mejorar la apariencia estética del edificio, proporcionando un acabado visual atractivo y uniforme. Además, desempeñan un papel crucial en la protección de la edificación contra factores climáticos adversos como la lluvia, el viento, el sol y las variaciones de temperatura.
Otra función importante de los revestimientos de fachada es mejorar la eficiencia energética del edificio, actuando como una barrera térmica que contribuye a mantener la temperatura interior, reduciendo así el consumo energético. También pueden ofrecer propiedades adicionales como aislamiento acústico, resistencia al fuego y protección contra la humedad, lo que prolonga la vida útil de la estructura y reduce la necesidad de mantenimiento.
Los revestimientos de fachada son elementos esenciales, que combinan funcionalidad y estética, protegiendo y mejorando el rendimiento y la apariencia de los edificios.
Materiales para revestimientos de fachadas
Ladrillo
El ladrillo es un material tradicional utilizado en el revestimiento de fachadas, debido a su durabilidad y estética clásica. Su instalación implica colocar los ladrillos sobre una capa de mortero, asegurando una alineación adecuada y una fijación sólida. Los ladrillos pueden ser de arcilla cocida, silicocalcáreos o de hormigón, cada uno con sus propias características en términos de resistencia y apariencia. El proceso de instalación requiere de una base sólida y nivelada, sobre la cual se asientan los ladrillos, generalmente siguiendo un patrón específico para asegurar la estabilidad estructural.
Madera
La madera ofrece un acabado cálido y natural, muy apreciado en diversos estilos arquitectónicos. Para su instalación, es fundamental que la madera esté tratada contra la humedad, insectos y hongos. Los paneles de madera se fijan a una subestructura, que puede ser de madera o metal, mediante clavos, tornillos o sistemas de clip. Es crucial dejar un espacio de ventilación entre el revestimiento y la pared, para prevenir la acumulación de humedad. Además, se recomienda un mantenimiento periódico para preservar la apariencia y funcionalidad del revestimiento.
Vinilo
El vinilo es una opción popular debido a su bajo coste y facilidad de mantenimiento. Los paneles de vinilo se instalan sobre una subestructura, generalmente de madera o metal, utilizando clavos, tornillos o clips. Es esencial asegurar que los paneles estén bien alineados y que las juntas permitan cierta expansión y contracción, debido a los cambios de temperatura. El vinilo es resistente a la humedad y no requiere pintado, aunque su color puede desvanecerse con el tiempo debido a la exposición solar.
Piedra
La piedra natural proporciona una apariencia robusta y atemporal a las fachadas. Su instalación puede ser laboriosa, ya que los bloques de piedra deben ser cortados y ajustados con precisión. Se fijan a la pared mediante mortero y anclajes metálicos para asegurar su estabilidad. La instalación de piedra requiere una base sólida y, a menudo, implica el uso de mallas de refuerzo para mejorar la adherencia. La piedra también puede ser combinada con otros materiales para lograr efectos estéticos variados.
Metal
Los paneles de metal, como el aluminio, el acero inoxidable o el cobre, son apreciados por su durabilidad y estética moderna. Su instalación puede ser rápida y eficiente, utilizando sistemas de anclaje ocultos o visibles que permiten fijar los paneles a una subestructura. Los paneles metálicos deben estar bien sellados para prevenir la infiltración de agua y la corrosión. Además, es importante considerar la expansión térmica del metal y dejar espacio para movimientos sin comprometer la integridad del revestimiento.
Cerámica
La cerámica es conocida por su resistencia y variedad de acabados. Los azulejos cerámicos se fijan a la fachada utilizando adhesivos especiales y mortero. Se requiere una base nivelada y un buen sellado de las juntas para evitar filtraciones de agua. La cerámica ofrece ventajas como la resistencia a las condiciones climáticas extremas y la facilidad de limpieza, aunque puede ser frágil y propensa a romperse bajo impactos fuertes.
Mortero
El mortero, compuesto de cemento, arena y agua, puede aplicarse directamente sobre la pared para crear una capa continua y uniforme. Se utiliza tanto en acabados rústicos como modernos, dependiendo de la técnica de aplicación y el tipo de acabado deseado. El mortero se aplica en capas sucesivas, permitiendo un secado adecuado entre ellas para evitar grietas y asegurar una buena adherencia. Este material es valorado por su versatilidad y capacidad de adaptarse a diversas superficies y estilos arquitectónicos.
Composite
El composite, hecho de una combinación de materiales como madera y plástico, ofrece una alternativa moderna con un aspecto similar a la madera pero con mayor resistencia a la intemperie y menor mantenimiento. Su instalación se realiza mediante un sistema de perfiles y clips que permiten una fijación segura y una apariencia continua. El composite es resistente a la humedad, a los insectos y no se deforma con facilidad, lo que lo convierte en una opción duradera para revestimientos de fachadas.
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